En nuestra dieta mediterránea nunca antes se utilizo la soja. Han sido los intereses económicos y no alimentarios los que han primado en la invasión de esta legumbre en los últimos años.

Se habla mucho de soja transgénica y no transgénica. Al margen de esas investigaciones, hay otra que me interesa mucho y es el tratamiento que siguen sufriendo las personas que vivían y viven en las zonas dónde se realiza el monocultivo de la soja, en  países como Argentina o Brasil.

Expoliación y maltrato para que yo en mi país pueda comer soja, no gracias

 

El siguiente texto trata sobre esta cuestión:

«Son los Cargill, una extensa y sólida familia que se ha convertido en la mayor corporación a nivel mundial que no cotiza en bolsa. En 1999 según el Senado de los Estrados Unidos los Cargill controlaban:
– El 45% del comercio mundial de cereales, con el 42% de las exportaciones estadounidenses.
– Un tercio de todas las exportaciones de semillas de soja y alrededor de un 20% de las exportaciones de trigo
– Es la mayor empresa del mundo dedicada al prensado de semillas oleaginosas, tales como la soja y la colza.
Como no cotiza en bolsa, no hace públicas sus cuentas, ni comenta sobre sus cuotas de mercado, y de los datos que se conocen, por ejemplo en 2007, ingresaron 88.000 millones de dólares.

En su mercadeo con la soja utilizan todas las tretas más salvajes y corrosivas imaginables, desde especular con la tierra de los campesinos, expulsándoles a la fuerza. Como utilizar esclavos para su cultivo.

Uno de los líderes más destacados en la lucha de la trata y trabajo esclavo en Brasil es el sacerdote dominico Xavier Plassat. Este sacerdote de origen francés,  vive desde 2002  amenazado de muerte por haber denunciado las condiciones de esclavitud de una gran hacienda .

Dice el sacerdote: «la esclavitud,  los latifundios y  las explotaciones intensivas van de la mano» y sigue el sacerdote: Estuve en una hacienda, (habla de la selva amazónica brasileña) apartada de las carreteras en la que tuvimos que adentrarnos  60 kilómetros para llegar donde vivía la gente, encontramos a 200 personas trabajando en régimen de esclavitud, forzadas a trabajar y sin percibir salario alguno. Vivían bajo un régimen de servidumbre por deudas, y sus sicarios se habían quedado con su documentación, sin agua limpia, casi sin comida. Llegamos hasta allí porque uno de ellos logro escapar.

Cargill además  del comercio, embarque y procesamiento de la soja, también es líder en lo que se llama, «la cadena de valor global del pollo» esto es soja para piensos que alimenta los pollos que vende a MacDonald’s o a supermercados como piezas de pollo barato,  y es su  filial  británica  Sun Valley la que gestiona en Europa esta soja que sirve de engorde a los casi un millón de pollos que procesa cada semana.»

 

Periodismo de investigación. Fuente : «Quien decide lo que comemos» de Felicity Lawrence

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